jueves, 3 de mayo de 2007


VOTO DELIBERADO


“…Colombia ha estado controlada por el voto pensado de una minoría,y necesita el voto deliberado de las mayorías…”


Los candidatos a alcaldías, gobernaciones, asambleas departamentales, concejos municipales, y juntas administradoras locales tienen la obligación y el derecho de poner en público sus programas, sus propuestas y sus promesas, para que los electores los escuchen y decidan deliberando. Representar es poner en público lo que es del público, ha dicho el pensador italiano Norberto Bobbio, para describir la democracia representativa. “Voto deliberado” es poner en público las mejores razones para el desarrollo y vivencia de los derechos en el barrio, la comuna, la ciudad y la región. Deliberar implica ir un poco mas allá de pensar el voto, como lo propone el ex alcalde de Bogotá Antanas Mockus. “Voto deliberado” es un voto pensado con otro, es un voto con partido y compartido. Colombia ha estado controlada por el voto pensado de una minoría, y necesita el voto deliberado de las mayorías. El paradigma racional, votar pensando, conduce a una democracia de sumas y restas; una democracia en donde los individuos que coinciden forman una mayoría y gobiernan. Pero, como la democracia pasa por los medios, los individuos terminan pensando lo que los medios dictaminan. El voto pensado, sin deliberación, conduce a una democracia de mayorías sin minorías, una democracia de resultado. Solo democracia formal, de mostrar, para las visitas; democracia sin comedor. La democracia de los Estados ricos y de los pueblos pobres. Es necesario un voto deliberado, un voto argumentado, un voto que supere el voto de adhesión. Un voto que construya consenso y supere la democracia de sumas y restas. Es la forma de acercarse a una democracia hablada, escuchada, conversada y abdicar a la democracia fingida.Una forma de poner en público las propuestas políticas son los debates electorales que los candidatos deben atender sin excusas; ellos son una forma deliberada de conseguir el favor de los electores. Los gremios económicos, las organizaciones sociales, deberían invitar sin discriminación a debatir libremente, sin interrogatorios de parte ni encerronas; y los candidatos están en el deber de participar sin discriminación en los diversos debates. No hay excusa para no deliberar. Deliberar es cuestión de respeto, de derechos. Quien delibera comparte y está dispuesto al cambio o a cambiar, quien no delibera niega la dialéctica. La deliberación tiene obstáculos: Las encuestas electorales de opinión, que difunden interesadamente los medios de comunicación son el principal obstáculo. Las encuestas son el instrumento por excelencia de la democracia de opinión y del poder económico, es la democracia del voto orientado. Un instrumento que motiva al ciudadano a abordar el vagón ganador; es el recurso del poder económico para cazar el oportunismo electoral. Las encuestas son la palanca electoral del siempre ganador, del que nada en todas las aguas, de los que caen parados, de los malabaristas, de los “todo bien”, de los “buñuelos” (los que se voltean solos) y de los que se voltean tan rápido que parecen quietos. Es la democracia hipócrita, la de los gráficos con líneas ascendentes y las realidades de miseria. Es la política de Power Point, la política procesadora de imágenes, la que crea al ciudadano flash. Quienes lideran las encuestas se niegan a ir a los debates porque lo tienen todo por perder, según el pragmatismo económico de los asesores. Fue lo que ocurrió con la reelección del presidente Uribe V.; el candidato presidencial se negó a debatir para no mejorar la imagen de sus adversarios, para no evidenciar la propuesta del otro. El candidato líder de las encuestas se siente obligado a sumar y no a deliberar. El voto deliberado exige ver todas las propuestas, no solo las de quien detenta una posición electoral dominante. El ciudadano tiene derecho a conocer, a pensar, a deliberar y a escoger. Sin debate no hay elecciones ni democracia real. La legitimidad radica en la calidad tanto como en la cantidad. Bajo esta lógica participar es dar papaya. Esa fue la lección de la reelección. Los candidatos líderes de las encuestas no confrontan públicamente para no regalar puntos. Ir a debates es igualarse cuando las encuestas dicen que hay desigualdades. Es la democracia de opinión, que es una democracia por fe, sin convicciones, sin razones, sin argumentos. Es la democracia por vibraciones, de las pasiones, de la exposición en medios, de los gestos, de las imágenes. Es la democracia de un país con alto analfabetismo político.

Por: RAFAEL RINCÓN PATIÑO
Director del Consultorio de Derechos y Gobernabilidad háBeas Corpus (Medellín)